Aclaración histórica. Fujimori y Montesinos tomaron una victoria que no era suya. El presidente del ILD, Hernando de Soto, destaca el protagonismo de miles de valientes campesinos. Esto acaba finalmente con el mito de un fujimorismo vencedor.
A partir de 1980, cuando el Perú salía de una dictadura militar, Sendero Luminoso tomaba el control de los pueblos rurales en el departamento de Ayacucho tras una serie de ataques a puestos policiales.
Al principio hubo expectativa entre muchos campesinos debido a las promesas de SL, pero a medida que éste trataba de colectivizar sus tierras –ignorando que ya habían sido parceladas–, expropiar parte de su producción, reclutar a sus hijos, se fue armando la resistencia.
Para defenderse los campesinos formaron por su cuenta los Comités de Autodefensa, las llamadas DECAS rurales armadas. Con hachas, cuchillos más de 120,000 personas junto con las fuerzas armadas impidieron que la organización maoísta se apoderara de amplios territorios del país.
Esta resistencia local empezó en un primer momento, en 1981, cuando los campesinos de Ayacucho, Huancavelica, Apurímac se rebelaron contra las políticas de Sendero.
El economista y presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD), Hernando de Soto, ha estudiado minuciosamente este proceso y llega a la conclusión de que la victoria determinante solo fue posible después de 10 años cuando las fuerzas armadas se aliaron con las DECAS (Comités de Defensa Civil Antisubversivas).
"Esa demora fue lamentable porque al igual que las guerras de Vietnam, o las actuales en Medio Oriente, los soldados y policías enviados desde Lima a la sierra y selva combatían a ciegas al no saber distinguir al terrorista del campesino, ambos con la misma tez y vestido". De Soto recuerda que los dirigentes de las DECAS le comentaban al comienzo que "los militares en combate no solo eran ciegos de vista, sino de lengua pues la mayoría de ellos no hablaba quechua".
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